Quiero mi sweater
Camino sobre nubes que se desarman. Por un gris que se fragmenta en pedacitos y no deja ver el fondo aunque yo me lo intento imaginar. Los colores se desparraman como un hilito en cámara lenta. Yo creo que estoy entera pero intento juntar esos pedacitos despintados que se rompen más y más y me dejan suspendida en el aire como haciendo un juego estúpido, subiendo una montaña imaginaria con la sensación de que me si suelto esa piedra me voy a caer. Estoy desesperada y haciendo movimientos torpes.
Mientras escribo esto intento imprimir una obra de la que no quiero participar pero la impresora se pone histérica si no le presto atención y deja de funcionar a mitad de trabajo. No sé que tan lejana estoy a esa exigencia. Yo también empiezo a funcionar bien, y después no entiendo muy bien qué pasa pero si no me miran me enojo y si me miran me ofendo.
Quedé en salir con un amigo pero también tengo que estudiar un guion que leí por la mitad y resaltar lo que tengo que decir y pensar en construir un personaje que no me importa. Tengo muchos libros por leer que me propuse en verano y tengo que empezar a comer mejor y sacar el registro de manejo. La vida se me está yendo a través de una pantalla que ni siquiera valida lo que hago y yo no le puedo poner pausa a la música porque no quiero ponerme a pensar o sentir que no estoy haciendo algo productivo aunque esa canción ya la escuché muchas veces.
No siento satisfacción en mis acciones ni en sus resultados. No sé ni lo que hago ni porqué lo hago y siento que lo que hago ahora lo hago así nomás. Aunque, si miro para atrás me acuerdo que odiaba mi manera de escribir antes pero hoy la miro con cariño y quiero que me vuelvan a salir esos textos llenos de verborragia, catarsis y anécdota y hoy naturalmente no me sale nada y eso me duele porque no quiero perder la espontaneidad que nunca me caracterizó porque tiendo a racionalizar demasiado.
Quiero vivir el aquí y ahora pero la ansiedad no me deja porque cuando estoy aquí me lleva allá y cuando estoy ahora me lleva al pasado o al futuro, o al cómo sería esta situación si llevara puesto el sweater que perdí y no me acuerdo cuándo. Le pedí a los duendes que me lo devuelvan pero no dan respuesta. Me inquieta no saber dónde está el sweater y más me abruma pensar en la casa de quién puede estar. Me lo imagino solo, arrinconado, hecho un bollo chiquito con mugre y telaraña. Un poco como me veo los domingos que lloro abajo de la sábana porque me siento poco. Y eso me entristece. O peor, posándose sobre una mujer más linda que yo e interesante que yo y que se viste mejor que yo. Un poco como me veo los días que veo a una persona que hace lo mismo que yo y mejor. Y eso me desespera porque ese sweater me pertenece.
Comentarios
Publicar un comentario