Once de septiembre
Hubo semanas en los que estuve enojada con la docencia. Sentí que me habían sacado las ganas de estar en el aula, de enseñar; sin vueltas: la vocación. Parecía que lo que hacía nunca era suficiente, que todo salía mal, que nos podía cumplir con las exigencias del estado, de los directivos, de las familias, que no enseño cómo se ensañaba antes o lo qué se enseñaba antes. ¡Y menos mal! Pero eso es algo para hablar otro día.
Hoy quiero decir (y paso al plural porque me voy a permitir hablar por y para lxs docentes) que no perdamos el horizonte. Volvamos a centrar nuestra mirada en él. Está adelante nuestro, adelante del pizarrón o de la pantalla, a veces sentado, parado, arrodillado, bailando, corriendo o dando vueltas por el aula o por su casa. Nos responde casi siempre el buen día de la mañana con un grito al unísono de buen día. A veces nos contesta mal, nos desafía o nos grita en la cara que no nos quiere ni un poco pero también siempre tiene algo para decirnos y de la nada nos sorprende con un abrazo y un te quiero mucho, un dibujo, una escucha entusiasta de un cuento de 30 páginas y un pedido de por favor volverlo a leer.
Al horizonte le debemos nuestra vocación. A ellos y ellas debemos darle justificaciones didácticas y pedagógicas. Por los/as estudiantes es que hacemos lo que hacemos y no hacemos lo que otros creen que deberíamos hacer, porque los/as respetamos y queremos lo mejor para su formación académica y personal. Son los/as chicos/as con sus saberes, sus caprichos, sus intereses, sus enojos, su inquietud, sus gestos, dudas, comentarios y preguntas quienes delimitan y marcan el recorrido que debemos ir trazando. Juntos/as. Nosotros/as. Ellos/as. Y nosotros/as con ellos/as.
Educar es el acto más desinteresado y humanos que nos queda. Y se dijo mil veces que errar es humano. nosotros/as sabemos muy bien qué hacer con el error y qué significa equivocarse. Por eso lo habilitamos y festejamos. Permitámonos lo mismo. También estamos aprendiendo y re aprendiendo. No dejemos que nos roben la vocación, que sin ella lo que hacemos no tendría sentido. Volvamos a mirar a lo importante, caminemos devuelta hacia ellos/as y con ellos/as.
Feliz día a mis amigues docentes y educadores. Gracias por su servicio y vocación.
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